Importancia De Cerrar Ciclos De La Vida y Cómo Hacerlo


La idea de los ciclos de la vida está íntimamente relacionada con nuestro desarrollo. Cada etapa cronológica de nuestras vidas está acompañada de su ciclo particular. Diferentes etapas y ciclos requieren distintas estrategias y satisfacción de necesidades.

De allí la importancia de cerrar ciclos en la vida, ya que durante la vida pasamos por diferentes etapas pero podemos quedarnos estancados en ciclos. Por ejemplo, puedes estar en la etapa adulta pero con comportamientos de adolescente, porque aún no has cerrado un ciclo.

Cuando nos vemos estancados dentro de algún ciclo, que dura más que la edad a la que le corresponde, debemos entonces saber detectar la existencia de este problema y renovarnos.

Es por eso que vemos personas de 40 años teniendo comportamientos de una persona de 20 años simplemente porque no cerraron ciclos de vida.

Es importante entender la diferencia entre ciclos y etapas, que analizaremos más adelante dentro de este mismo artículo, pero primero empecemos conociendo el campo de estudio del cual podemos aprender sobre las distintas etapas del ser humano.

El desarrollo humano, etapas de la vida según la psicología.

Lo primero que vamos a explicar son las distintas etapas en el desarrollo humano para luego explicar cómo se relaciona con los ciclos de vida.

Como campo de estudio científico, la psicología del desarrollo investiga y teoriza el cómo y el porqué los seres humanos cambiamos a través del curso de nuestras vidas.

No hay que ser demasiado observador para notar que existen diferencias marcadisimas entre una persona de 17 y 37 años. Ambas están en etapas completamente diferentes, la una de la otra.

La psicología del desarrollo nos puede ayudar a entender cómo es que en toda una vida ocurren cambios no solo físicos, sino también en el pensamiento, sentimientos y comportamientos.

Inevitablemente esto nos acerca a la discusión perenne sobre la influencia de la naturaleza y la crianza sobre nuestras mentes y desarrollo. Sin embargo, éste es un área de debate muy profundo del cual no debemos preocuparnos por ahora.

Entonces, ¿cómo deberíamos dividir la vida de un humano?

Existen muchas teorías en la psicología del desarrollo acerca de cuáles son específicamente las etapas que experimenta una persona desde su nacimiento hasta el envejecimiento.

Se trata de una cuestión de subjetividad y de ser personalmente convencido por cual sea el corpus teórico que más nos parezca. 

Pero, en líneas generales, se ha aceptado consensualmente que las etapas o ciclos de vida del desarrollo psicológico son:

  • Desarrollo prenatal.
  • Infancia-niñez.
  • Adolescencia.
  • Adultez joven.
  • Adultez media.
  • Tercera edad.

El desarrollo pre-natal se refiere al estado más primordial de cualquier persona, abarcando una fase germinal, embrionaria y fetal. Desde el punto de vista de los ciclos de vida no hay mucho de interés para nosotros, por más interesante que sea la investigación de tal etapa.

Lo cierto es que ya desde aquí se están componiendo todos elementos genéticos que determinarán nuestra personalidad y nuestro temperamento, que por supuesto son importantes para el tema que nos encontramos explorando.

La infancia abarca desde el nacimiento hasta aproximadamente los tres años. Tanto en naturaleza como crianza ésta se trata de una etapa importante para nuestro desarrollo posterior.

Algunos hitos durante este período de tiempo son la obtención del lenguaje, el comienzo de la cognición y percepción, el desarrollo de la confianza y desconfianza, y el desarrollo de la autonomía y la duda.

Inmediatamente después de la infancia, la niñez abarca desarrollos cognitivos pre-operacionales y operacionales. Todavía la vida gira alrededor del yo, pero también empiezan a desarrollarse habilidades sociales, hasta los once años.

La adolescencia, último período de formación, incumbe la comprensión de qué es un rol adulto social, un propósito moral, desarrollo de la inteligencia, búsqueda de la autonomía y de la identidad.

Aquí pueden surgir las metas que nos proponemos, nuestro sueño por cumplir, o incluso puede más bien solidificarse al haber surgido tempranamente en la infancia o niñez.

Esto nos conlleva a las tres etapas en las que se divide la adultez.

Las etapas y ciclos del desarrollo adulto.

Comenzamos con la adultez joven, desde 18 a 29 años, donde el desarrollo se enfoca primariamente en el mantenimiento de relaciones, lo cual incluye la creación de lazos de intimidad, solidificación de amistades y el comienzo de una familia. 

Esta etapa no se sostiene sobre sí misma, pues depende del desarrollo de habilidades de intimidad en años previos, además del sentido de identidad. 

Durante tal período de juventud e ingenuidad, donde todavía nos encontramos fogueando con las maquinaciones del mundo y probablemente buscando con empeño estabilidad económica (en especial si se ha comenzado una familia), es inusual estar consciente sin ayuda de los ciclos de vida y de la posibilidad de estancación que se debe evitar una vez se empieza a sentir.

La cuestión con esta estancación es que no es fácilmente perceptible, en especial cuando todo es tan nuevo y tantas son las preocupaciones en nuestra mente, desde lo social a lo académico-universitario, a lo laboral, y a lo familiar o romántico.

Esta es más que todo una etapa donde si bien no nos volvemos totalmente confortables con nuestro estilo de vida ni olvidamos por completo la lista de cosas que queremos hacer antes de morir, lo que sí ocurre es que empiezan a presentarse los síntomas del ciclo de vida en el que estamos y del porcentaje de cumplimiento de nuestras ambiciones.

Por un lado, podríamos estar mantenidos en la búsqueda de nuestra vida ideal. Buscando todavía pareja, buscando todavía el lugar ideal para vivir con tu pareja, apenas comenzando a subir escalones en tu carrera, empezando a visitar los países que siempre has querido visitar, etc.

Por otro lado, la comodidad engañosa puede estar empezando, tal vez habiendo encontrado éxito financiero en un área laboral que no esperabas.

Esto no es absolutamente malo, más bien es un privilegio grandioso. Lo importante es no dejar que esa calidez confortable reemplace el fuego de la vida dentro de nosotros.

En la adultez media, desde los 29 a 49 años, es cuando es más probable sentir frustración, más allá de nuestras necesidades económicas y de salud, entre el nivel de productividad que hemos conseguido y mantenido en todos los años anteriores y la estancación.

La ambivalencia que mide el estado balance o desasosiego de la persona consiste en el contraste entre sentir que se contribuye a la sociedad, a la próxima generación o a su comunidad cercana, y la ausencia de propósito en la vida.

La adultez media suele ser el rango de edad donde más nos preocupamos por chequear nuestro camino de vida, tratar de verificar que estamos viviendo bien y que estamos haciendo todo lo necesario para tener una vida de la cual no haya arrepentimiento.

Pero de la misma forma puede también desarrollarse un sentimiento de desgano, complacencia y desánimo. Tener una pareja que nos ayude a verificar y cambiar de ciclo resulta vital.

La tercera edad no tiene un número en específico en que comienza, aunque se sugiere cualquiera entre 60 y 65 años en adelante. Algunos países desarrollados simplemente consideran al comienzo de la vejez como la inhabilidad para hacer una contribución activa a la sociedad, en vez de basarse en la edad en sí.

El ciclo que corresponde en la tercera edad es generalmente uno de evaluación de la calidad de vida que se ha conseguido o a la que se ha llegado circunstancialmente. Esta puede subdividirse en una sensación de integridad al decidir que se ha vivido bien, o un sentimiento de desespero si se ha evaluado que no se han cumplido con sus metas.

Por ende, se recomienda el saber cambiar de ciclo, saber cambiar de hábitos y planes de estrategia y evaluación.

Incluso si nos encontramos en la etapa de la tercera edad, y aún si carecemos de muchas de las cualidades mentales y conductuales que antes dábamos por sentado, siempre habrá tiempo para cambiar nuestra actitud y forma de actuar frente a cualquiera que sea la situación de la vida actual.

Ciclo de vida como oportunidad fresca.

Hay que entender que no podemos modificar la etapa de desarrollo psicológico en la cual nos encontremos, pues no podemos cambiar el número de nuestra edad, a menos que tengamos algún tipo de poder omnipresente que nos permita manipular el tiempo y el espacio… ¡Si tan sólo!

Si tenemos 45 años, entonces nos encontramos en la adultez media, y ese es un hecho. Ahora, puede que sientas que terminaste siendo demasiado complaciente contigo mismo desde tu adultez joven hasta la actualidad.

Ahora sientes un vacío y un principio de arrepentimiento que temes podría empeorar una vez llegues a la tercera edad y veas todo lo que has sembrado y cosechado en retrospectiva.

No hay que desesperar. Aunque no podamos escapar de la realidad objetiva de nuestra edad y, por ende, de nuestra etapa de vida, sí podemos, en cambio, evaluar nuestro ciclo de vida y reiniciarlo o cambiarlo por completo si lo vemos necesario.

¿Cuál es la diferencia esencial entre una etapa y un ciclo de vida?

La primera es referente a tu edad cronológica, mientras que la segunda es un estado mental que si bien va predeterminado por tu edad, también está ligado a tus experiencias y necesidades.

De esa forma, si sientes que no estás satisfecho con ciertos aspectos de vida, entonces probablemente has estado estancado en un ciclo de vida que no va acorde a tu edad o a tu circunstancia específica.

Por ejemplo, podrías estar aplicando los mismos métodos que aplicabamos a los 24, pero ahora tienes 45 años y las circunstancias son otras.

La dificultad no yace en cerrar el ciclo, sino en entender que puedes cerrarlo, con tal de que estés dispuesto a abrir uno nuevo que trae su propio conjunto de desafíos.

Nunca es tarde para un contador que desea renovar su pasión por la pintura, o para un músico que se acostumbró tanto al arte que nunca intentó estudiar una carrera académica, dejando así un agujero de ambición dentro de  sí mismo.

Si se cambia de ciclo de vida, no se deja todo atrás, sino que se cambia la actitud y metodología hasta ese punto utilizada.

Y es que para entender cómo hacerlo, muchas herramientas psicológicas son útiles, pero la más importante siempre será la disposición, como en muchas otras técnicas para la mejora de la calidad de vida.

Si estamos dispuestos, aplicaremos inteligencia (incluyendo la inteligencia emocional para lidiar con miedos y ansiedades), lo cual nos permitirá no solo idear nuestras propias estrategias sino también utilizar todo tipo de recursos de información y conocimiento que estén a nuestro alcance.

El cerrar un ciclo de vida es sinónimo de abrir uno nuevo. Es una oportunidad fresca donde nos podemos reinventar a nosotros mismos, cambiar todo aquello que no nos ha estado funcionando.

Otro artículo que te puede interesar: la importancia de reinventarse con frecuencia. Opens in a new tab.

Debemos aprovechar al máximo la habilidad que tiene nuestro cerebro para adaptarse a toda situación posible y para continuar soñando lo imposible, que aunque implausible, funcionará como brújula apuntando al norte en el mar de la vida.

Ejemplo sobre cómo cerrar ciclos.

El Ingeniero y especialista en psicólogía positiva Lionel Alvarez, nos envía la siguiente historia junto con un corto análisis sobre cómo cerrar ciclos.

El nuevo director que había llegado a la compañía, era una persona metódica y organizada.

Todo lo llevaba en su agenda y rápidamente advertimos que le hacía buen seguimiento, y ningún asunto saldría de allí hasta que quedase completamente cerrado.

Nos pareció una buena práctica de gestión. Tiempo después, serví de intermediario con un amigo que tenía una administradora para procurarle vivienda.

Una vez satisfecho con su nueva residencia, me pidió el teléfono de mi amigo, porque quería darle las gracias. Entonces noté, que su práctica de «seguimiento y cierre», no se limitaba al trabajo, también la aplicaba en sus asuntos personales.

Me explicó que era algo que acostumbraba a hacer cada vez que se sentía beneficiado por algo o por alguien, cerraba el ciclo manifestando su agradecimiento.

Nuestra vida está llena de etapas y ciclos.

Para abrir nuevos ciclos, tenemos que haber cerrado otros, lo que nos permite crecer, evolucionar y seguir adelante. Antes de cerrarlo debemos apreciar todo lo vivido, las lecciones recibidas y todas las experiencias, tanto agradables como desagradables, que contribuyeron a fortalecernos. 

La tierra gira continuamente sobre su eje, y cada 24 horas inicia un nuevo día, lo que podríamos considerar una unidad de nuestra existencia.

Todas las noches cerramos un día, y una de las formas más reconfortante de hacerlo es con la llave de la gratitud. 

No solamente filósofos y pensadores apreciaron su valor, recordemos como muchos de nuestros padres  nos inculcaban que siempre había que agradecer.

Investigadores de la Psicología Positiva han comprobado que las personas que suelen estar agradecidas, son más optimistas, más amables, más espirituales, menos materialistas y más felices en general.

La práctica de la gratitud reduce o evita los sentimientos de rabia y amargura. Prácticamente es imposible sentirse culpable, resentido o furioso cuando se está agradecido, en otras palabras, la gratitud es un diluyente muy efectivo de emociones y sentimientos negativos.

¿Cómo hacer para cerrar nuestro ciclo diario con la llave de la gratitud?

El Dr. Robert Emmons sugiere llevar un «diario de gratitud».

En un momento del día, hacer una pausa, y reflexionar sobre tres a cinco cosas por las que se esté agradecido.

No hay que esperar ganar la lotería para tener algo que agradecer, es apreciar cosas simples y cotidianas: ese café aromático al iniciar el día, que hayan florecido las orquídeas, o ese abrazo y sonrisa de su hijo al regresar a casa.

Se sugiere concentrarse en los objetivos alcanzados, en las cosas que hace bien, en lo que le gusta del lugar en donde vive y en las personas que han colaborado con usted y que han tenido que ver significativamente con su vida. 

A algunas personas se les hace difícil escribir, o se le hace monótono hacerlo todos los días, en esos casos se puede cambiar de frecuencia, haciéndolo semanal o mensualmente. 

Es posible, que otros prefieren no escribir y decidan solo contemplar los objetos de su gratitud y reflexionar sobre por qué están agradecidos. Para evitar el aburrimiento cuando las cosas se hacen rutinarias, se puede, una semana escribir el diario y otra, digamos, compartir con un amigo sobre las cosas que agradece.

Muchos pudieran pensar que en momentos de desgracia como los que está viviendo nuestro país -ahora «coronado» con esta crisis mundial que pareciera más, una obra de Orson Wells, no hay cabida para el agradecimiento.

Pero resulta que, como lo explica Sonja Lyubomirsky en su libro «La ciencia de la Felicidad», la gente, aunque parezca extraño, instintivamente expresa mucha gratitud en los momentos de mayor adversidad.

Existen otras estrategias para cerrar ciclos.

La Dra. Jazmín Sambrano nos resume once pasos claves  a tomar en cuenta para  superar momentos difíciles. 

Esos pasos serían:

  • Acepta lo ocurrido.
  • Busca apoyo.
  • Estudia algo nuevo.
  • La vida continúa.
  • Haz ejercicio.
  • Conéctate con el arte.
  • Relájate, medita, ora.
  • Haz cambios en tu trabajo.
  • Recuerda que todo pasa.
  • Duerme bien, con sueño reparador.
  • Conoce a nuevas personas.

La evidencia científica ha demostrado que la gratitud, aunque pareciera intrascendente estar dando las gracias continuamente por nuestras bendiciones, resulta altamente efectiva, y es una verdadera llave maestra para cerrar ciclos.

Conclusiones.

Puede que llegues a un punto en tu vida en que te sientes cómodo. Has conseguido estabilidad económica, tal vez has conseguido el amor y tienes una familia. Tal vez no era exactamente lo que tenías en mente, pero no hay nada que te falte, ninguna necesidad.

¿Por qué cerrar ciclos si te encuentras tan confortable?

Metas. Sueños. Propósitos. Ambiciones. Aún en tiempos de estabilidad, debemos evaluarnos a nosotros mismos y determinar si hemos cumplido con todo lo que nos habíamos propuesto. Tal vez hemos logrado gran parte de la hazaña, pero si nos faltan todavía otras cosas, es hora de cambiar el ciclo.

¿Y si no te encuentras cómodo en tu vida, y además estás luchando demasiado por tus sueños?

Debemos aprender a aceptar que no lo sabemos todo. Que siempre existe otra forma de hacer las cosas. Si lo que hemos estado intentando una y otra vez no está funcionando, y no sabemos exactamente qué cambiar para triunfar, entonces es hora de empezar un nuevo ciclo.

De esta manera vemos que existe una razón específica para dos escenarios posibles. ¿Demasiada comodidad y poco éxito? Entonces toca desafiarnos. ¿No conseguimos ni una pizca de éxito? Entonces toca cambiar la forma en que planeamos, actuamos y vemos las cosas.

Otro artículo que puede interesarte «los ciclos de la vida, tu cuerpo y mente cambian cada 7 años».

Por último, sigues creyendo que hay que tener una cierta edad para reinventarte. No es verdad. Puedes reinventarte a cualquier edad, continúa leyendo reinventarse a uno mismo. La Guía definitiva.Opens in a new tab.

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Ricardo

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