Las Circunstancias Afectan El Pensamiento

Cuando buscamos controlar nuestros pensamientos, nos proponemos a no ser influenciados por las personas y las situaciones a nuestro alrededor. Pero puede ser que por más que intentemos, no dejarnos perturbar por lo que ocurre fuera de nosotros, es difícil separar nuestro mundo interno del mundo externo.

¿Por qué las circunstancias afectan nuestro pensamiento? Como seres humanos somos susceptibles a todo estímulo externo que percibamos. Esto inmediatamente acciona una reacción dentro de nosotros, distrayéndonos y afectándonos el pensamiento, lo cual puede afectar a otras áreas.

Nuestra conducta se rige por el pensamiento, por lo que si un estímulo nos afecta el pensamiento, entonces no sólo se verá afectado nuestro proceso mental interno, sino que la forma en que nos comportamos y sentimos se verá afectada igualmente.

Las circunstancias que afectan el pensamiento.

Esto quiere decir que consciente o inconscientemente, todo a nuestro alrededor desde las circunstancias hasta las personas nos afectan emocionalmente e influyen sobre cómo nos conducimos en una situación.

Si nuestro pensamiento es afectado, seremos afectados en toda nuestra integridad.

Por ende, una mente fuerte, saludable, estable y sabia es lo que decidirá cómo nos desenvolvemos y cómo reaccionamos emocionalmente, hasta por supuesto qué decisiones tomamos.

Pero como ya se ha dicho previamente, resulta muy difícil para un ser humano no percibir y reaccionar automáticamente ante un estímulo externo.

Nuestra mejor vía para tratar de aminorar la forma en que nos afectan las circunstancias es fortaleciendo nuestra mente, nuestra inteligencia emocional, nuestros hábitos, el control sobre nuestras reacciones.

Controlar el pensamiento ante las circunstancias.

La gran mayoría de las personas permite que las circunstancias externas afecten sus pensamientos, unos en mayor medida y otros en menor medida.

Sin embargo, la capacidad de controlar tus pensamientos va a determinar la calidad de vida que tienes, solo imagina que cada circunstancia externa te afecte, ¿qué calidad de vida tendrías?

Tus emociones fluctuarán constantemente y tus pensamientos cambiarían acorde a las circunstancias.

En el libro la ciencia de hacerse rico de Wallace D. Wattles que escribió en 1910 el proponía que las personas que eran capaz de controlar sus pensamientos sería capaces de conseguir lo que quisiera.

Sí puedes controlar tu pensamiento puedes mejorar en todas las áreas de tu vida, salud, relaciones, dinero, felicidad partiendo de la premisa de «te conviertes en lo que piensas».

Si consigues fijar una imagen mental, sin importar las circunstancias que te rodeen, esa imagen se hará realidad.

El autor habla sobre lo fácil que es para la mente dejarse llevar por circunstancias externas, por ejemplo si el doctor te dice que estás enfermo es muy fácil pensar en enfermedad, pero muy difícil pensar en salud cuando una autoridad te dice todo lo contrario.

Pensar en riqueza cuando tu cuenta bancaria está vacía es muy difícil cuando la evidencia física dice todo lo contrario.

Sin embargo, es posible pero hay que practicar y fortalecer la mente.

Pensar en las circunstancias externas solo empeora la circunstancia. Si no tienes dinero y piensas constantemente en que no tienes dinero, ¿qué crees que va a pasar?

Igual con la salud y las relaciones, si te encuentras mal en estas áreas y sigues pensando que está mal, nada va a cambiar.

No se trata de negar la realidad, se trata de controlar tus pensamientos.

Si consigues pensar en riqueza, salud, prosperidad, abundancia a pesar de las circunstancias digan otra cosa, y consigues sostener esa imagen mental, poco a poco las circunstancias empezarán a cambiar y ajustarse a tu nueva imagen mental.

Hasta el día en que lo externo refleje lo interno. Así funciona… ¿Fácil? NO.

De ahora en adelante intenta pensar en lo que TU quieras pensar poniendo a un lado todas las circunstancias.

¿Qué no tienes dinero? Vete a ti mismo en abundancia y con dinero en tu mente.

Inténtalo, verás lo difícil que puede ser al principio pero si lo sigues intentando tu mente empezará a ser más fuerte que las circunstancias, hasta el punto en que consigues salir de ese círculo vicioso y controlar finalmente tu vida.

A continuación hablaremos sobre cómo afectan los estímulos externos a la mente y como las circunstancias generan estrés el cual puede ser positivo o negativo, al igual que diferenciar entre las circunstancias que están en nuestro control y las que no, luego verás algunas medidas que puedes tomar para liberar estrés.

Todas las medidas contra el estrés como meditar y hacer ejercicio son buenas y útiles. Pero recuerda que el objetivo final es aprender a controlar tus pensamientos.

Visita los recursos que tenemos en expande tu mente que te ayudaran a controlar y dirigir el poder de tus pensamientos.

Cómo afecta el estímulo externo a la mente.

En la psicología, el estímulo puede ser tanto un suceso como un objeto que ocasiona una respuesta sensorial o conductual en la persona. El mecanismo del estímulo puede interpretarse como un cambio de energía alrededor que es notado por los sentidos (gusto, olfato, etc.), o como una respuesta que se le debe dar a un evento u objeto.

Históricamente, el estímulo como fenómeno de estudio comenzó a investigarse o a conceptualizarse a mediados del siglo XIX, cuando se definía la disciplina de la psicofísica como el estudio científico de la relación entre estímulo y sensación, y luego como cualquier cosa que pudiera ser controlada en un experimento para ser aplicada al sujeto de estudio, llegándose a describir como cualquier cosa que pudiera activar un reflejo en un organismo.

De esta forma se diferenció en la psicología conductual entre un estímulo reforzado y un estímulo emocional.

El estímulo reforzado es aquel que provoca una conducta o acción específica en la persona, reforzando así la probabilidad de una respuesta.

Y el emocional es un estímulo que no produce necesariamente una respuesta, pero que modifica la fuerza del comportamiento realizado, creando un cambio interno en la persona.

Alejándonos un poco de la terminología técnica sobre los estímulos, podemos definir también al estímulo como la motivación para el desarrollo de algo o simplemente como la causa de una acción que hacemos.

La sobreestimulación.

Por otro lado, la recepción que tenemos de estímulos puede llegar a ser abrumada por la sobreestimulación.

Esto puede ocurrir cuando nos habituamos a un grado particular de estímulo, digamos por ejemplo el estrés en el trabajo, a un punto en el que nos parece incómodo que ocurra un cambio demasiado notable en el nivel de ese estímulo.

De esta manera podemos terminar acostumbrándonos a la estimulación intensa de algo, como lo puede ser una vida estresante o muy rápida y aforada, afectándonos negativamente cuando el estímulo es removido.

A largo plazo, la sobre-estimulación puede resultar nociva para la salud de las personas. Una vida de menor estimulación y más relajada suele ser más beneficiosa aunque se pueda experimentar incomodidad por el cambio al principio.

La perspectiva psicofísica del estímulo.

La psicofísica, es una disciplina que investiga cuantitativamente la relación entre el estímulo y las sensaciones y percepciones que producen, utilizan los estímulos experimentales para medirlos objetivamente, estudiando así cada sentido del cuerpo humano, y teorizando un concepto de límite como el punto de intensidad en el que una persona puede solamente detectar la presencia de un estímulo o la presencia de una diferencia entre dos estímulos.

Cuando un estímulo se encuentra debajo o por encima de estos dos límites, se considera que es un estímulo indetectable para los sentidos. Si un estímulo se encuentra relativamente cerca de uno de estos límites normalmente es detectado, aunque de manera incompleta.

Un ejemplo de un límite por el cual un estímulo debe pasar para poder obtener una respuesta es el número de cabellos en la parte de atrás de una mano que deben ser tocados antes de que la persona lo pueda sentir.

Puede que no pueda sentir un cabello individual siendo tocado, pero al ser dos o tres puede exceder el límite y ser reconocido como estímulo. Esto es también llamado el límite de detección.

Si extrapolamos esto a nuestro pensamiento, se puede sugerir que durante un momento de estrés, no estamos captando los estímulos estresantes individualmente sino cuando se han acumulado lo suficiente como para abrumarnos. Esto es lo que define a una circunstancia estresante.

Un límite de diferencia es la magnitud de la diferencia más pequeña posible entre dos estímulos de intensidades distintas que la persona es capaz de detectar en ocasiones.

El estrés (y el estrés positivo).

Normalmente cuando hablamos de circunstancias como un agente que afecta nuestra mente, esas circunstancias contienen un nivel de estrés con el que no es difícil lidiar, el estrés siendo definido por la psicología como un sentimiento de presión y tensión, lo cual a su vez puede causar ansiedad e incomodidad.

Los seres humanos solemos sentir estrés en una situación, como lo es el percibir cosas como amenazantes para nuestra vida o intereses, cuando no creemos tener los recursos suficientes o necesarios para lidiar con ciertos obstáculos, que pueden ser estímulos, personas o situaciones. Por ende, solemos estresarnos cuando sentimos que las circunstancias exceden nuestra habilidad para manejarlas.

De lo que no se suele hablar mucho es del lado positivo del estrés, o estrés positivo, que puede llevar a la motivación y al disfrute del desafío, en vez de la ansiedad. Los efectos de experimentar estrés positivo son significativos en contraste con el estrés negativo, qué es del que solemos hablar.

Se han propuesto además cuatro tipos de estrés. Junto al estrés positivo y negativo, se encuentra el hiperestrés, que consiste en una cantidad de estrés más allá del límite, y el hipoestrés, refiriéndose al nivel bajo de estrés.

En base a estos cuatro tipos, el endocrinólogo Hans Selye, dice que la meta máxima era balancear el hiperestrés y el hipoestrés con el fin de tener estrés positivo. 

Se argumenta que tener estrés positivo es extremadamente útil para una vida productiva ya que de esta forma el trabajo se vuelve algo disfrutable en vez de un menester u obligación, lo cual ocurre cuando predomina el estrés negativo.

Esto es importante recordarlo cuando podemos controlar hasta cierto punto las circunstancias que nos rodean.

Circunstancias de estrés.

Una circunstancia de estrés puede ser todo evento, experiencia o estímulo que nos pueda estresar negativamente. Estás circunstancias son percibidas como amenazas o desafíos tanto físicos como psicológicos.

La forma en que nos puede afectar de igual manera puede ser tanto física como psicológica. Por un lado puede elevarse la frecuencia cardíaca, y por otro lado puede llevar a ansiedad, que se experimenta cómo una emoción de inestabilidad interna por la sensación de que algo negativo está por suceder.

Estás circunstancias serán más propensas a afectar nuestra salud cuando son crónicos, altamente disruptivos o que se sientan como incontrolables. Se dividen según la psicología en catástrofes, eventos importantes de vida, problemas diarios y estresores ambientales.

Las catástrofes, también denominadas crisis, son estresores imprevistos e impredecibles, por lo que suelen estar completamente fuera de nuestro control. Un ejemplo de catástrofes son los desastres naturales. Se tratan de ocurrencias muy esporádicas y causan un gran nivel de estrés en nuestras vidas.

Para contrarrestar cómo nos afecta mentalmente estas circunstancias, debemos reconocer aquello que está bajo control y aquello que no lo está.

Aunque no podamos controlar una situación tan global y abrumante, debemos concentrarnos en nuestra inmediatez, aplicando si es posible ejercicios de respiración al sentir un elevado nivel de frecuencia cardíaca o de ansiedad.

En cuanto a lo que eventos importantes de vida se refiere, podemos incluir los matrimonios, el entrar a la universidad, la muerte de un ser querido, el nacimiento de un hijo, los divorcios, las mudanzas, y otros.

Estas circunstancias, ya sean positivas o negativas, pueden tener el poder de crear una sensación de incertidumbre y de miedo en nosotros, la cual puede terminar convirtiéndose en estrés.

Debido a que algunas de ellas son positivas y que podemos reconocer, una vez no estemos bajo estrés, que no se tratan de circunstancias que puedan definirse como “fin del mundo”, una de las mejores formas de lidiar con ellas es reflexionando acerca del evento y reflexionando acerca de qué es aquello a lo que tememos sobre ese evento. 

También podemos reconocer que el elemento de cambio, aunque incierto y atemorizante, es necesario en la vida y puede muy probablemente traer muchas cosas nuevas.

En el caso de algo trágico como la muerte de un ser querido, lo más importante será tener tiempo para sanar, estar rodeado de familiares y amigos y asistir a terapia psicológica.

Los problemas diarios, también llamados micro-estresores, engloban todas las molestias diarias y problemas de menor índole.

Algunos ejemplos son la toma de decisiones, el cumplimiento de fechas de entrega de trabajo, el tráfico obstruido, las personas irritantes, y otros. 

Este puede ser un tipo de circunstancia donde se crean conflictos con otras personas y además varían de persona en persona, pues lo que le pueda parecer molesto a alguien puede no parecerle así a otro.

Estas son las circunstancias de estrés más comunes. Aunque no sean de mucho nivel, su constancia hace que tenga un efecto fisiológico en la persona. 

Medidas para controlar el estrés.

Debido a su naturaleza diaria, nos podemos ver beneficiados por actividades que podamos realizar antes o después de horarios de trabajo o estudio que nos ayuden a relajarnos y a drenar las energías negativas, como lo puede ser realizar una actividad favorita, disfrutar de un baño caliente, hacer yoga, recibir un masaje, entre otros.

El conversar con nosotros mismos, con una amistad o con un terapeuta también es de gran ayuda para dejar ir situaciones que nos estén haciendo ruido.

Por último tenemos los estresores ambientales, que son estresores de nivel menor que conseguimos en nuestros alrededores. Son de poca urgencia, pero también están fuera de nuestro control, existiendo una imposibilidad para ser cambiados, además de que persisten a través del tiempo.

Algunos ejemplos de estos estresores son circunstancias como la contaminación, el ruido, la presencia de demasiadas personas en un solo sitio y el tráfico.

Como estímulo, suelen estar casi por debajo del límite de detección, por lo que nos afectan mayormente de manera inconsciente, y por lo general suelen tener un efecto de estrés negativo de menor impacto.

Técnicas de relajación clásicas como ejercicios de respiración, meditación o distracciones simples suelen ser suficiente para lidiar con circunstancias en que estos estresores suben un poco más allá de nuestro límite de detección de estímulos al punto de volverse molestias menores que no nos dejan disfrutar al máximo o concentrarnos completamente.

Aunque muchas circunstancias estén fuera de nuestro control, y no podamos siempre controlar la forma en que nuestro pensamiento es afectado por estos estímulos, siempre tendremos a la mano herramientas con las cuales lidiar con la posible ansiedad, estrés o incomodidad física que nos produzcan.

Hacer ejercicio, respirar, meditar, recrearse, conversar, ir a terapia y escuchar música son algunas de estás herramientas con las que podemos tomar el control que está a nuestro alcance en ciertas circunstancias de estrés.

Somos humanos, así que es normal estresarse o ser afectado por cosas externas, pero eso no significa que no podamos realizar un pequeño esfuerzo para mejorar la situación que vivimos.

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