Predicar Con El Ejemplo: significado e importancia
Predicar con el ejemplo es una forma poderosa de motivar e inspirar a otros en cualquier tipo de entorno.
Predicar con el ejemplo implica tomar la iniciativa para dar un ejemplo que otros puedan seguir, ya sea a través de tu propio comportamiento o brindando apoyo y orientación. Al predicar con el ejemplo, está demostrando a quienes lo rodean cómo es el éxito y cómo se puede lograr.
En este artículo explicaremos qué significa predicar con el ejemplo y la importancia que tiene.
Significado de predicar con el ejemplo
Predicar con el ejemplo es un término que se usa a menudo en el mundo de los negocios y el liderazgo, pero también se puede aplicar a otras áreas de la vida.
Esencialmente, predicar con el ejemplo significa asumir la responsabilidad de sus propias acciones y dar ejemplo con su comportamiento. En pocas palabras, al hacer lo que dices, tus palabras se alinean y son coherentes con tus acciones.
Por ejemplo, un líder en un entorno empresarial puede exhibir buenas habilidades y prácticas de liderazgo al dar a los empleados una dirección clara, brindar retroalimentación continua y esforzarse por dar un ejemplo positivo a los demás.
En otras áreas de la vida, predicar con el ejemplo puede significar asumir un papel más activo en la comunidad o en el hogar, o vivir sus valores y ética a diario. En última instancia, liderar con el ejemplo significa asumir la responsabilidad de sus propias acciones y vivir una vida que se alinee con sus valores, creencias y objetivos personales.
Importancia de predicar con el ejemplo
Hay muchas razones diferentes por las que predicar con el ejemplo es un concepto importante a considerar en todas las áreas de la vida.
Quizás la razón más obvia es que promueve la confianza y el respeto de otras personas. Cuando vemos a alguien actuando de una manera que se alinea con sus propios valores y creencias, tiende a hacernos confiar y respetar más a esa persona. Esto puede ayudar a construir relaciones y conexiones más sólidas con los demás, lo que facilita la colaboración en objetivos o el intercambio de conocimientos.
Otra razón por la que es fundamental predicar con el ejemplo es que ayuda a motivar a los demás. A través de tus acciones puedes ayudar a crear un impacto positivo en quienes te rodean y hacer del mundo un lugar mejor.
Las personas ven lo que haces, no lo que dices, sobre todo los niños.
Cuando busques el consejo de alguien en cualquier área de la vida, es preferible buscar a personas que prediquen con el ejemplo, que sus resultados validan sus palabras. Sigamos el consejo de la Biblia que dice: «por los frutos los conoceréis», es decir, los resultados hablan por sí solos. Una persona que predica con el ejemplo es admirable y digna de seguir.
Siempre me han llamado la atención las personas que dicen una cosa y hacen otra. Un ejemplo, sería una persona con sobrepeso que habla y da consejos sobre como estar en forma y tener un estilo de vida saludable. No es coherente lo que dice con lo que hace, tampoco es admirable.
También me llama la atención, cuando buscamos consejos de las personas que no tienen los resultados que queremos obtener. Es cómo ir a preguntarle a alguien que gana salario mínimo, cómo hacer para ganar más dinero, quizás la persona te dé varios consejos, pero en realidad sus resultados no se relacionan con lo que dice.
Un buen líder debe predicar con el ejemplo
Cuando se trata de ser un líder, una de las cosas más importantes que puedes hacer es dar el ejemplo correcto a tu equipo. Las personas admiran a los líderes y, si no cumple con sus expectativas, será menos probable que sigan tu ejemplo.
Como dice el viejo refrán, «el liderazgo se trata de caminar por el camino, no solo de hablar». Esto significa que los líderes deben estar dispuestos a trabajar en ellos mismos, dar el ejemplo y demostrar las cualidades que desean que otros emulen.
Es importante recordar que un buen líder no es solo alguien que puede dar órdenes y tomar decisiones, sino también alguien que puede motivar e inspirar a otros.
También hay un dicho que dice «haz lo que digo, no lo que hago» es una frase que pierde credibilidad y tiene poco impacto. Hay personas que son conscientes que lo que hacen no es lo mejor para ellos ni para otros, pero aun así quieren que otros hagan lo contrario.
¿Quién quiere seguir a alguien que no tiene la voluntad para hacer lo que dice?
5 razones para predicar con el ejemplo
Estas son solo algunas de las razones por las que es bueno predicar con el ejemplo:
1. Estableces un buen ejemplo para tus amigos y familiares
Cuando las personas lo miran como un ejemplo de cómo actuar en ciertas situaciones, es más probable que sigan buenos ejemplos en lugar de tratar de hacerlo por su cuenta, cometer errores o simplemente no saber como comportarse al no tener un modelo a seguir.
2. Enseñas a las personas que te siguen o admiran cómo comportarse
Si predicas con el ejemplo, es menos probable que tus seguidores tomen una decisión equivocada cuando se enfrenten a la tentación o las dificultades, porque te habrán visto actuar de manera positiva en situaciones similares.
3. Puede ayudar a generar confianza con los demás
Las personas que predican con el ejemplo a menudo inspiran confianza y son vistas como líderes en sus campos.
4. Le quitas presión a tus seguidores para que tomen decisiones por sí mismos
Cuando das un ejemplo, las personas que te rodean estarán más seguras de que están tomando buenas decisiones, por lo que no tendrán tanta presión sobre ellos para resolver las cosas por sí mismos.
5. Te ganas el respeto de los demás
Cuando las personas vean que siempre predicas con el ejemplo, es probable que te tengan mucho respeto y se sientan cómodos siguiendo tu ejemplo o pidiéndote consejo cuando sea necesario.
Hay muchas otras razones por las que predicar con el ejemplo es una parte tan importante de ser un buen líder, pero estas son algunas de las más importantes.
Reflexiones finales
En conclusión, predicar con el ejemplo es hacerse responsable de las acciones personales, uno debe estar dispuesto a hacer lo que quiere que otros hagan. Como decía Mahatma Gandhi «sé el cambio que quieres ver en el mundo».
Hay una historia de una mujer en la India que su hijo no paraba de comer azúcar. Al ver que el hijo no le hacía caso, decidió ir a visitar al sabio del pueblo que se encontraba en lo alto de una gran montaña. Empacó todas sus cosas y emprendió un viaje de tres días.
Después de pasar tres largos días caminando, llegó a casa del sabio y le dijo: «Por favor, dígale a mi hijo que deje de comer azúcar». El sabio le respondió que regresara dentro de 30 días.
La mujer confundida y un poco decepcionada se fue del lugar. Al pasar los 30 días volvió con su hijo a ver al sabio.
Nuevamente le dijo: «Por favor, dígale a mi hijo que deje de comer azúcar». El sabio miró al niño fijamente a los ojos y le dijo: «Deja de comer azúcar».
La mujer aún más confundida le dijo al sabio: «Perdona, pero no podía usted haberle dicho lo mismo hace 30 días». A lo que el sabio respondió: «Hace 30 días yo estaba comiendo azúcar».
La moraleja de la historia es que el sabio sabía que no podía decirle a otros que hicieran algo que él mismo no hacía. Él debía dar el ejemplo primero y eso le daba la autoridad para poder decirle a otros lo que debían hacer.