Como Pasar de Empleado a Empresario. El Mito Del Emprendedor.


Si estás pensando dejar tu trabajo, para emprender tu propio negocio tienes que leer este artículo. Hoy te voy a hablar acerca de un libro que explica porque la gran mayoría de los negocios fracasan y como pasar de empleado a empresario con éxito.

Pasar de empleado a empresario requiere el desarrollo de la personalidad emprendedora, existen tres tipos de personalidades en todos nosotros conocidas como técnico, director y empresario, en cada persona unas predominan más que otras, en un empleado la personalidad del técnico es la más desarrollada y cuando esté desea emprender un nuevo negocio, vienen los problemas.

Hoy vamos a analizar el libro El mito del emprendedor: por qué no funcionan las pequeñas empresas y que hacer para que funcionenOpens in a new tab., que nos da las claves para pasar de empleado a emprendedor con éxito, este libro debería ser obligatorio para todas las personas que desean emprender.

Cómo pasar de empleado a emprendedor.

Para hacer el cambio, tienes que ser consciente y conocer los tres tipos de personalidades, y tienes que ser capaz de manejar los tres niveles:

Nivel inferior, el técnico o empleado.

El empleado es la persona que hace la tarea táctica, el trabajo manual, es el que ejecuta, cuando una persona decide emprender al principio hace todo él, tiene que pasar por esa fase de técnico, sin olvidarse que a pesar de hacer el trabajo técnico tiene que mantener siempre la mentalidad y visión del empresario.

Cuando el dueño hace el trabajo de técnico hace todo de una cierta forma, una forma que da resultados, el problema viene cuando contratas y las personas que contratas no hacen las cosas como tu, tienes que conseguir la manera de replicar a ti mismo y tener personas que ejecuten el trabajo tan bien como tu lo haces o mejor, todo esto sin gastarte más dinero contratando a un especialista.

Nivel medio, el director.

En un nivel más alto tenemos al director, es el responsable de mantener el orden, que todo funcione como tiene que funcionar, debe supervisar a los técnicos del negocio y permitir que estos hagan su tarea de la mejor manera posible.

Cuando tu como dueño de negocio pasas a nivel de director, tienes que dejar que los empleados hagan su trabajo, muchos dueños de negocio siguen haciendo el trabajo técnico durante toda su vida. En un restaurante en el que trabajaba el dueño está en la cocina con los empleados, pero es un empleado más, está a a cargo de una de las zonas de la cocina.

Y mientras tiene que atender su zona de cocina y asegurar que salieran las órdenes de los clientes, también tiene que estar pendiente de todos los demás cocineros, además lavaba los platos y reemplaza a cualquier empleado que no haga bien las cosas, pasa más tiempo de técnico que de director.

Y dejando a un lado su personalidad de empresario.

Nivel superior, el empresario.

El empresario es la persona que tiene la visión global del negocio, es el que imagina cómo será el negocio antes de que se haga realidad y es el que sabe cómo quiere que sea el negocio en un futuro. El empresario es el visionario siempre innovando, buscando hacer nuevas cosas de forma diferente. Y es este nivel en el que la mayoría de los pequeños emprendedores fallan.

No le dedican tiempo a ser empresarios, están envueltos en el trabajo técnico o director, en el caso del restaurante el dueño, no dedica ningún tiempo a mejorar los procesos, no se sienta a analizar porque colapsa la cocina en picos de demanda y cómo solucionarlo.

Desarrolla tu personalidad empresarial.

Como verás estas tres personalidades están dentro de cada uno de nosotros, unas más desarrolladas que otras, para pasar de empleado a empresario, tienes que desarrollar la personalidad de empresario que es la persona que busca como hacer las cosas mejor, ser más productivos, mejorar el rendimiento de los trabajadores.

El empresario sueña, genera ideas y cambios constantes, el director es el que le gusta el orden y tiene que ver cómo ordenar esas ideas que el empresario quiere que se hagan realidad y el técnico es el encargado de ejecutar, cuando la idea pasa de algo abstracto en la mente del dueño a tareas específicas.

La diferencia está en la visión, el empresario tiene un visión estratégica, el técnico tiene un visión táctica, el técnico está tan absorbido por el trabajo y no tiene tiempo para otra cosa, hay una gran diferencia entre trabajar en el negocio que trabajar para el negocio, como empresario tienes que verlo desde afuera no sumergido en las operaciones del día a día.

Para que esto funcione tendrás que pasar por las tres etapas cuando emprendes un negocio, porque al principio harás todo tu, pero no quieres quedarte allí, quieres ir subiendo hasta el nivel del empresario, para esto, durante el camino tendrás que crear sistemas que funcionen, para que puedas colocar a alguien que te reemplace como técnico y luego alguién que te reemplace como director.

Modelo de franquicias.

Tienes que, como nos dice Michael E. Gerber en su libro El mito del emprendedor: por qué no funcionan las pequeñas empresas y que hacer para que funcionenOpens in a new tab. diseñar tu negocio como si fuera una franquicia, así no vaya a hacer una franquicia nunca.

Las franquicias son capaces de gestionar cientos o miles de negocios y que todos funcionen de la misma manera, con un ratio de fracaso muy bajo, comparado con el pequeño emprendedor que no puede conseguir que una sola tienda funcione como quiere y los porcentajes de fracaso son muy altos.

Si vemos los números, las franquicias hacen algo que funciona y qué podemos aprender a hacer lo mismo, y si lo haces, tu pequeño negocio funcionará como una máquina bien lubricada para hacer dinero.

Te contaré una historia sobre lo que le ocurre a la mayoría de los empleados que deciden emprender y porque muchos de ellos fracasan.

El momento en el que desea emprender.

Es tu personalidad de empresario la que busca expresarse cuando decides emprender un negocio, el problema es que si no haces la transición completa volverás a la personalidad de empleado o personalidad de técnico como lo llaman en el libro «el mito del emprendedor».

Imagina que estás en un trabajo en el que eres especialista en carpintería, haces todo el trabajo técnico tú, hasta el día que te dices: ya que hago todo el trabajo porque no abro mi propio negocio de carpintería.

Entusiasmado dejas tu empleo, buscas un préstamo en el banco, compras todas las herramientas necesarias, alquilas un local y «voilà» tienes tu propio negocio.

Al principio la emoción se dispara, has conseguido independizarse, tienes la energía de un niño de seis años, haces todo con tanta pasión y entusiasmo que los clientes están contentos con tu trabajo, empiezan a recomendarlo a otros y el negocio empieza a crecer.

Poco a poco la carga de trabajo va aumentando y ahora no solo tienes que hacer el trabajo técnico, también tienes tareas adicionales que atender, al terminar la jornada, tienes que hacer cierre de caja, limpiar el local, gestionar la compra de materiales, llevar la contabilidad y un montón de actividades para las cuales no te encuentras preparado.

Además la jornada de trabajo de 8 horas a pasado a convertirse en 12 horas diarias, te encuentras agobiado, tu energía comienza a desaparecer, estas trabajando más que nunca, la calidad del trabajo comienza a disminuir, los clientes empiezan a quejarse, hay fallos en los cortes de la maderas, las medidas no son las que el cliente quería y un sin fin de problemas.

Llegó la hora de crecer.

Es hora de contratar a alguien, no puedes hacerlo todo tú, colocas un anuncio en un portal de empleo: «Se busca ayudante para gestión administrativa». Finalmente después de varias entrevistas consigues a una chica llamada Susie, empieza a trabajar el lunes de la semana siguiente.

Llegado el día, la reciben con entusiasmo, le muestras su escritorio y al lado un montón de papeles acumulados, recibos que ordenar, listas de pedidos de compra por tramitar, albaranes que archivar, ahora Susie se encarga de todo, tu con una gran sonrisa de felicidad vuelves a tu trabajo de técnico y Susie se encargará de todo lo demás.

Vienen los problemas.

Pasados unos meses, la carga de trabajo es tan grande, que decides contratar a alguien más, le pides a Susie que coloque un anuncio y entreviste a los candidatos, Susie hace su labor y contrata a Raúl, un chico con algo de experiencia en carpintería.

Unas semanas después, empiezan a llegar reclamos de clientes, por trabajos mal realizados, cuando vas a ver, resulta que Raúl está haciendo todo mal, coloca los clavos con una técnica que no es la correcta, no lija la madera como se hace en tu negocio, no se fija en los detalles de la misma forma como tú siempre lo haces.

Tienes que lidiar con este problema, empiezas a trabajar al lado de Raúl para enseñarle cómo se hacen las cosas en tu negocio, sin embargo parece no funcionar, la carga de trabajo es muy alta y el tiempo de entrenar a alguien que se suponía tenía experiencia es demasiado.

Al día siguiente después de pasar toda la noche pensando qué hacer con Raúl, Susie que es tu mano derecha y hace todo estupendo, va a tu oficina y dice que tiene que renunciar, ha conseguido un trabajo mejor remunerado y con horario flexible.

Vuelve todo al inicio.

Susie se ha ido y has decidido despedir a Raúl por sus malas prácticas, ahora de nuevo eres tú solo con una carga alta de trabajo, tienes que sacar el técnico que hay en ti y realizar todo el trabajo así tengas que trabajar 15 horas diarias.

En ese momento te das cuenta que has creado otro empleo para ti, que la soñada «independencia» no es independencia, tienes el peor trabajo del mundo y no sabes qué hacer, puedes volver a ser empleado o luchar en tu negocio hasta el día que no puedas más.

Esta es la historia de muchos pequeños negocios, de personas que han decidido emprender para encontrarse, que no tienen un negocio, tienen un empleo, no son empresarios, son empleados y no saben cómo salir de la trampa.

¿Cómo salir de la trampa?

La solución radica en aprender a crear modelos de negocios como si fuera una franquicia, algo que pueda ser replicable y que funcione bien en todo momento en cualquier parte del mundo.

Hay varios factores a tener en cuenta, que se explican en el libro uno a uno, aprenderás a crear sistemas que funcionen, tener manuales de operaciones, tener empleados y directores que trabajen como si fueras tú mismo, el libro tiene muchas historias, fácil de leer y divertido.

Uno de los conceptos que me parecieron más importantes es: porque no debes contratar especialistas en tu empresa, un especialista es una persona que cobra un salario muy alto y es difícil de reemplazar, lo cual tiene dos contras para tu negocio.

El salario elevado depende del tamaño y facturación de tu negocio es muy difícil de sostener. Por otro lado, si el especialista se va, deja un vacío en la empresa que es muy difícil reemplazar, en tu empresa nadie debería ser indispensable, porque si una persona es indispensable y la persona se va tu negocio sufre.

Muchos dueños de negocio cometen el error de contratar un especialista porque piensan que no lo tienen que supervisar y es capaz de realizar las actividades de forma correcta, sin darse cuenta que caen en la trampa.

Y con esto no quiero decir que no busques especialistas, Sam Walton el dueño de WalMart, uno de sus secreto fue rodearse de especialistas que lo asesoraran, sin embargo hay una diferencia entre contratar «como empleado a un especialista» a contratar a un especialista por hora en un momento puntual para que analice tu negocio.

El objetivo es llegar al punto que ni tu, dueño de negocio, seas indispensable, tiene que estar todo tan bien creado y preparado que el negocio funcione solo y tu puedas ir a tomarte unos mojitos a las islas del Caribe.

Si su negocio depende de usted, no tiene un negocio, tiene un trabajo, y es el peor trabajo del mundo porque está trabajando para un loco.

Michael E. Gerber.

No emprendas un negocio sin antes leer el libro, El mito del emprendedor: por qué no funcionan las pequeñas empresas y que hacer para que funcionenOpens in a new tab..

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Ricardo

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